Introducción

Escribir es una aventura hermosa. A diferencia de la vida misma donde el instante presente fluye imperceptiblemente a otro instante presente, dejando en la experiencia del observador el recuerdo del momento pasado, escribir significa eternizar el pensamiento del momento en el cual se escribe. La memoria suele ser nuestra aliada atesorando lo que deseamos y dejando en segundo plano aquello que no resuena, pero los testimonios escritos quedan para el recuerdo y contraste, maravilloso rio en el cual inevitablemente nos podemos bañar ya no dos, sino las veces que queramos.

Pero también, al igual que la vida misma, que en su evolución pone a prueba lo que creemos en su contraste directo con lo que nos deja la experiencia, escribir es regalar algo de nosotros, sabiendo que dejará de ser nuestro en ese mismo momento, mientras vamos dejando una huella de algo importante para conocernos y para ser conocidos, la genética misma del pensamiento del cual nacen las ideas, que sin saber realmente las razones de fondo que me mueven, transforma ahora en letras, palabras, frases, oraciones y párrafos.

Como las invisibles corrientes de aire, que en este momento surco extasiado en un A-320 en ascenso a través de estimo los 20.000 pies, escribir es dejar ver lo que nos sostiene como personas, que nos debatimos entre el poder del pensamiento y la conexión con la existencia que regala el no pensar. Es un debate interno que me cuestiona, es buscar sacar claridad y luz de lo que parece ser una sombra que confunde.

Escribir es el reto de dejar ver quiénes somos, cuando aún estamos en el proceso de descubrirnos. Es una suerte de bitácora de la percepción no sólo de los tópicos a cubrir, sino principalmente de la evolución de la comprensión de la vida, nuestros pasos, etapas, relaciones y estructuras que hemos creado.

Me aventuro con este blog, buscando contribuir al despertar de las personas físicas y jurídicas para dibujar un futuro más humano.

Me mueve sumar a cambiar los paradigmas que dan forma a esto que llamamos modelo de desarrollo, que se acerca aceleradamente a la disfuncionalidad, por el mecanismo de sobrevivir que precisamente nos aleja de la vida. Me mueve el amor a la existencia, el propósito de mi alma, al proceso en el cual me sumerjo siento que con escasos recursos: vivir yo desde el amor que hace vida en el ser despierto, para que la contribución pueda existir.

Me sumo a seguir un camino junto a quienes así lo decidan, personas físicas y personas jurídicas, desde la perspectiva que regalan nuevos paradigmas. Somos los protagonistas de un cambio de época y eso impone en nosotros una responsabilidad tal vez única en mucho, mucho tiempo.

Mil gracias…

Adolfo Jarrín

Consultor internacional y escritor (venezolano, español). Agente de transformación de las organizaciones y sus lideres. Especialista en los procesos de integración cultura y estrategia, profesionalización de empresas familiares y “Turn-Arond” de negocios en crisis. Facilitador y Certificador de Barrett Values Centre
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