Integrar

Vivimos en un mundo fragmentado. Nos separan por zona geográfica y  naciones. Nos fragmentan las ideologías políticas y religiosas. Nos clasifican por raza y color de piel.  Nos diferencian por clases sociales.

Esta fragmentación, que está en la raíz de todas las culturas, no puede ser superada desde la búsqueda de cuotas de participación o acceso a funciones o responsabilidades. No se puede hablar de igualdad desde la búsqueda de privilegios para cerrar brechas con otros grupos, porque sea cual sea la variable a utilizar, siempre existirán otras que se verían afectadas y en desventaja. De hecho, la diversidad nos hace complementarios.

La raíz de la fragmentación está en la mente condicionada. En un sistema de creencias que nos entiende  desconectados de la existencia  y que para vivir debe triunfar en un mundo hostil y lleno de inconvenientes y retos. Ese mantra inconsciente que se basa en crecer, competir y acumular. Donde sacrificamos lo que nos hace humanos (consciencia) en el altar del éxito personal concebido como la tenencia de activos y el logro de metas. Donde confundimos satisfacción con plenitud, tener con ser y servir con conectar.

Un mundo donde todos estamos relacionados y somos interdependientes, pero en el cual las naciones continuan celebrando el «día» de la independencia y la violencia ha venido de la mano de preservar el poder sea político, religioso o económico. Un mundo donde la fragmentación nos lleva a la descalificación y el conflicto para imponer nuestras ideas, necesidades e intereses.

El cambio de rumbo debe llevarnos a movernos de la fragmentación a la integración. Integrar para desprendernos de etiquetas que limitan nuestro encuentro. Integrar para comprender que el futuro que nos corresponde ha de ser alcanzado juntos. Integrar para dar forma a un propósito común, integrar para transcender sistemas de valores y conectarnos más allá de rasgos físicos, estados emocionales o perspectivas morales.

La consciencia como el estado de la mente pura, libre de creencias y por tanto condicionamientos, es, siento, el camino para la integración mencionada, antídoto para la crisis de significado que vivimos y cura de su manifestación visible: la fragmentación propia de la inconsciencia y el conflicto como consecuencia de ella.

Vivimos tiempos extraordinarios, es un privilegio transitar este camino y llamado, este momento de vida donde presenciamos y somos protagonistas de un cambio de época.

Consultor internacional y escritor (venezolano, español). Agente de transformación de las organizaciones y sus lideres. Especialista en los procesos de integración cultura y estrategia, profesionalización de empresas familiares y “Turn-Arond” de negocios en crisis. Facilitador y Certificador de Barrett Values Centre

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