Liderazgo político más allá de la derecha o la izquierda.

Entiendo y valoro que las sociedades todas están cansadas de buscar un bienestar que parece cada vez más esquivo, más difícil de encontrar, donde en estos tiempos ya, parece inverosímil que haya tanto avance tecnológico, pero tanta dificultad para que la mayoría viva mejor.  Hay un agotamiento generalizado en muchos países a la hipocresía de un sector político que va de engaño en engaño, de acuerdo en acuerdo, mientras las poblaciones siguen de decepción en decepción, de crisis en crisis.

El debate de derecha o izquierda se agotó, que es la hora de comenzar a hablar y obrar desde “adentro” del ser humano. A las personas nos preocupa más el bienestar y las oportunidades, la verdad y la congruencia, la justicia y las oportunidades, el respeto y la consideración, el trabajo y el desarrollo del potencial individual, que, si gobierna la derecha o la izquierda, o sus variantes cualesquiera.

Se agota el tiempo de hablar de derechos sin acentuar los deberes, de buscar la redistribución de la riqueza, sin nutrir a las fuentes que las generan. Basta ya de la acumulación de dinero de unos y de odio de otros.

Ver al individuo con más respeto que interés, pasa por dejar de perseguir su voto para resonar con sus sueños. De crear el futuro y no de criticar el pasado, de mirar a las personas desde el su potencial y no desde sus carencias, de hacerlos dueños de su destino y no dependientes de estado alguno.

Me aparto por completo de fanáticos que viven en y de la política,  personas que privilegian sus dogmas sobre la realidad científica y social, pero no por sus ideas, me aparto por lo que representan.

No se debe pedir lo que no se da, ni se puede dar lo que no se tiene debería ser un principio que descansa en el que hacer de toda persona con responsabilidad sobre otras.

Hay quienes se apalancan en los necesitados para alcanzar objetivos políticos, pero gustan de vivir entre poderosos, aunque se vistan para validar su imagen como de los primeros. Critican la riqueza, pero viven como si fueran uno de ellos. Apoya a regímenes tiranos y genocidas, pero se dicen demócratas. Están con la Constitución en la mano y mencionan los derechos, pero para nada hablan de los deberes, y manejan a su antojo y tergiversan la de otros países.

Individuos que no son coherentes ni congruentes, forman parte del problema, tristemente no ofrecen nada profundo, ni distinto. Las sociedades no son viables cuando viven por encima de sus capacidades, donde se habla de redistribuir en lugar de primero crear riqueza, de seguir hablando de derechos, pero no de deberes, de pretender libertad sin responsabilidad, de defender minorías fanatizadas, al costo de la sensatez.

El populismo es disponer de una parte del dinero de quienes producen riqueza económica,  para entregársela a otros, sin contraprestación alguna, desmotivando a los primeros y deshonrando a los segundos. El populismo es la solución política de los tiranos, la libertad es el enfoque politico de los humanos.

Hace falta un liderazgo político consciente que amalgame el conocimiento y la experiencia con la misión de servir, un individuo que integre lo que sabe con lo que es para ofrecerlo al servicio de la búsqueda del bienestar colectivo.

Consultor internacional y escritor (venezolano, español). Agente de transformación de las organizaciones y sus lideres. Especialista en los procesos de integración cultura y estrategia, profesionalización de empresas familiares y “Turn-Arond” de negocios en crisis. Facilitador y Certificador de Barrett Values Centre
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