La consciencia: observando al observador.

Hemos observado, analizado y representado en fórmulas, algoritmos, postulados y teorías, a través del análisis científico, el mundo material observable con los recursos disponibles en este estado de desarrollo. Hemos utilizado el método científico buscando comprender los fenómenos en los cuales se enmarca la existencia en general y la vida en particular.

Nos hemos acercado a comprender y explicar los fenómenos naturales bajo observación, pero como toda teoría conocida a la fecha, como todo análisis científico, incluso de los temas personales y sociales, la comprensión y conocimiento alcanzados van evolucionando con nuevos avances de la ciencia en un proceso donde una nueva teoría o expansión de la existente, genera nuevas interpretaciones.

Este proceso sin embargo deja de lado lo que parece ser el elemento fundamental de la existencia, la «energía vital» contenida en la materia, deja de lado la incorporación de la consciencia como elemento a considerar a fin de aproximarnos a la comprensión de la existencia en lugar de seguir aproximándonos, en un proceso que hoy luce infinito, a través de la ciencia.

Mientras no «vivamos» el proceso de entendernos en nuestra dimensión energética, su esencia que es el alma y su manifestación que es la consciencia, continuaremos buscando accesar las profundidades de lo insondable a los «ojos» a través del modelo científico de observación, medición, interpretación y racionalización en un proceso asintótico a la realidad. Nos aproximaremos pero nunca llegaremos a ella.

Es que el observador, quien observa, no puede definir el fenómeno observado cuando el sujeto bajo observación es el propio observador.

Sin la inclusión de la consciencia en todo proceso, seguiremos buscando la verdad universal, desde una perspectiva particular, confundiendo y desgastando en el proceso, alimentando egos y dejando a la sombra de lo cosmético la esencia de lo que es la vida.

El salto evolutivo al que nos invita la crisis de todo orden, viene de la mano del despertar a la consciencia. Este salto es inevitable, lo que no podemos predecir es si llegaremos como resultado del despertar individual y su efecto en lo colectivo, o como consecuencia de los desarreglos por seguir viviendo en la inconsciencia, que poco a poco va dejando claro que estamos acabando con la vida como la conocemos en este maravilloso planeta.

De una u otra forma, en mi lectura de los eventos, siento, cuando escuchamos al liderazgo politico, religioso, académico, científico y empresarial, que seguimos especializándonos en lo que no está ofreciendo soluciones, generando resultados muchos  no deseados, mientras los conflictos y desarreglos se expanden.

Debemos sentirnos con el peso de la responsabilidad de tener que cambiar el rumbo, ese pareciera ser el principal llamado de esta generación que va saliendo y sobre todo de la que está llegando. Este cambio de rumbo amerita nuevos paradigmas, nuevos enfoques y parece también, nuevos protagonistas sino se da el despertar de los actuales.

 

Consultor internacional y escritor (venezolano, español). Agente de transformación de las organizaciones y sus lideres. Especialista en los procesos de integración cultura y estrategia, profesionalización de empresas familiares y “Turn-Arond” de negocios en crisis. Facilitador y Certificador de Barrett Values Centre

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